domingo, 24 de junio de 2012

Nada más


Tengo mil formas de seguir adelante, cientos de palabras que ir escribiendo cada día… y sólo una razón por la que perder la razón.
Tengo mucho, y a la vez puede que no tenga nada... Nada, salvo la certeza de que no habrá quien me hunda si se trata de ti.
Sé que el tiempo comprende entre cada segundo la incertidumbre del ahora. Sé que no me importa la espera mientras me vayas regalando sonrisas… Yo sé que no hay nada seguro pero… te aseguro que, a pesar de todo, todo irá sin pesares.
Sabiendo que suelo transformar las palabras en gestos, puede que esta sea mi mejor forma de hablarte.
Así te diré que no me importa nada más, nada, porque nada me importa más que tú.
Sólo quiero hacerte ver que no hay más que mirar, que puede que las palabras mudas sean las que más se escuchen.
Y que las dudas no te pregunten si puede ser o no; que yo quiero ofrecerte respuestas antes de que las puedas necesitar.
Porque mantengo mis palabras, y cada vez con mayor empeño. Voy a estar contigo, a tu lado. Como tú decidas, como tú quieras que esté.
Lo sé. Lo sé desde aquel ayer que jugó al “puede ser”. Hoy conservo las miradas que le lancé a la esperanza, y procuro cuidarlas siempre; Que así el día de mañana no les alcance el olvido.
Porque el destino me está observando en este momento, y reconozco esos ojos. Son los del ángel que quiso acercarse a mí una noche de Febrero.
“déjame conocerte, déjame creer, déjame cambiar”… y me diste vida.
Después de eso no puedo más que prometerte que todo irá bien, porque contigo no existe otra forma.
Pase lo que pase, estés como estés, sea como sea, te quiero. Y, sabiendo eso… no me importa nada más.