miércoles, 13 de octubre de 2010

Loco


¿Sabes que odio odiarte, que nunca quise que hablaras?
Con tan sólo una palabra, diste comienzo a una vida
Con ciento veinte, en un segundo, siento que se acaba
Llora un alma, late un loco, percibe reflejos amargos de dolores pasajeros, y en un susurro, se antoja eterna la noche dejando su huella en los ojos de quien se desvanece.
Habla en su demencia, pero no quiero oírle, odio su soledad, aun parece que es mi única compañía.
Un loco…un loco que se debilita golpe tras golpe, resuenan sus pulsaciones entre cuatro paredes, aturden a oídos cansados de escucharlas.
Pero sigues hablando, continúas tu verso infinito, atormentas del mismo modo que alertas de un peligro, mientras te quitan vida, protégete de la cercanía, si ellos no tienen corazón, este loco es el alma.
Tus mil delirios hacen ver que hay sentimientos inmortales,
Ciento veinte palabras son las únicas indelebles
Y a día de hoy, en tan sólo un segundo, quiero omitir al menos cuatro latidos