sábado, 17 de septiembre de 2011
Viento
Viento. Será sólo viento.
Que arrastra las soledades de lo más profundo del alma.
Las arrastra... y las deja a la luz.
A la luz de un ayer ahora en penumbra,
a la penumbra de un hoy al que escribo un “¿por qué?”
La distancia no necesita huecos por donde colarse,
ni siquiera necesita excusas o motivos.
Aparece descarada en el momento más duro,
y permanece insensible cuando más duele sentir.
…
Sigue sonando el viento, es lo único que suena.
Será que quiere que me cerciore de que vivo la realidad.
Que el vacío no es pesadilla, ni el rechazo imaginación;
que en un segundo se pueden borrar las huellas que dejé durante años...
Que ése es el precio a pagar por empezar nuevas etapas.
Pero este sonido que acompaña la noche, es sonido;
y la compañía de la brisa, aunque casi roce la soledad, sigue siendo compañía.
Me quedo con mucho menos, pero menos es nada
y nada menos importante es el cambio que he vivido.
Así pues recuerdo temporadas pasadas;
me despido de relaciones condicionales.
Y entonces, cuando pase ese tiempo digno de recuerdo,
condicionaré la posible relación entre trato... y despedidas.
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