sábado, 28 de enero de 2012

No soy


Fue algo. Algo de tanta importancia que casi se debería tratar como “alguien”.
Es verdad que el camino cambia de la noche al día. Al igual que los comienzos se iluminan con la esperanza, los finales se oscurecen con los golpes en el transcurso.
Con más tiempo, sigues permitiéndote recordar la luz aunque ya no irradie calor...
En cuanto a la oscuridad... la oscuridad se hace adaptable. O duele repentinamente, cada vez con mayor intensidad.

Voy a encender una vela por la confianza, y a brindar por una nueva vivencia; en la siguiente etapa, vendar mis ojos con puñales para más tarde envenenarme con la realidad.

Voy a pasar la página que acaba con la palabra convertida en experiencia.
En la nueva, lo primero que leo es “rencor”.
Por suerte o por desgracia, la historia de la bondad acaba rápido:
La bondad es la primera que recibe un disparo.
Y después otro. Y otro más. Y así hasta que, naturalmente, muere.
Pero todavía nos extrañamos...

Yo me encargo de escribir su recuerdo, aunque apenas la tuve cerca. La estupidez ocupaba mi tiempo casi por completo.

Cuanto más crees que no terminará, más rápido se acerca el final.
Algo me dio otra perspectiva y, de la misma forma, ese algo ha acabado matando lo que era.
Fui, he sido. Pero ya no soy... y, no sé.
Si el cambio provocado por el daño ha sido a peor, seguid alejándoos como hasta ahora.... porque fui. Porque he sido. Pero ya... ya no soy.