viernes, 20 de noviembre de 2009

Y tan sólo una lágrima


Y tan sólo una lágrima, y un llanto eterno.
Y una luna que no brilla desde que se borró su sonrisa, y ella, una mujer atrapada en la penumbra.
Y un corazón destrozado, aniquilado, y una nostalgia que lo apuñala a cada momento.
Y un día hundido en la monotonía, y una carta escrita.

Tan sólo una lágrima, y un llanto eterno, llora por el olvido mientras canta esa canción que habla de amor, mientras rememora esos minutos que estuvo a su lado hace ya bastante tiempo...y se lamenta, qué lejos han quedado esas noches de invierno, después de varios años se repiten, pero ésta vez no tiene su compañía, sino la del gélido viento que susurra por los callejones palabras ahora vacías.

Y es que para ella una sola lágrima supone un llanto eterno, es triste verla con esa fotografía que tantos momentos de desconsuelo ha contemplado, soltando sollozos ahogados mientras observa cómo su gran y eterno amor le sonríe a través del papel que sostiene en sus manos.
Ahora le nota tan lejos, tan distante, sólo puede sentir la frialdad al no saber apenas dónde se encuentra, a qué está dedicando sus minutos, o a quién...
Ella siempre supo que su amor era imposible, que no llevaría a ningún sitio, y eso le hacía arrastrar tras de sí las cadenas de la tristeza, las dudas impresas en el alma, el dolor tatuado en el corazón, pero seguía amándole aunque eso suponía perder la vida a cada día que pasaba fugaz por su existencia.

Y se oye una voz: “escúchame, niña, no llores más por mí, que ya mi espíritu vuela libre sin rumbo fijo y el tuyo debe hacer lo mismo, no cargues con pesos que no te corresponden, ni recuerdes un amor que debió morir hace tiempo, no cuides más esas rosas negras que crecen en tu memoria, dile adiós al sentimiento...”

Y ella intenta hacer caso de sus palabras, pero le resulta imposible olvidar los años de ilusión, ahora desvanecida, y es que en este momento ella ve que una sola lágrima supone un llanto eterno...

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