jueves, 30 de abril de 2009

Recuerdos malditos


¿Se pueden olvidar los recuerdos? Cómo contestar a esta pregunta si no hay esperanzas de borrar la huella del pasado, o mejor dicho, la huella del presente, y hasta puede que la huella del futuro...ella sigue siendo aquella niña distinta a las demás, distinta porque vivía atormentada, guardando todo el dolor en su interior, camuflada entre las sombras, sombras de su infeliz vida, oscuridad de su deseada muerte, tanto así que la locura se apoderó un tenebroso día de ella, y con toda frialdad posible comenzó a tatuar con líneas rojas su piel, maldito día en el que Dios permitió que esa pequeña se convirtiera en una enferma, en una absoluta y completa demente que no quiso ver que tenía mucho camino por recorrer, ese camino al que algunos llaman vida.
Pobre chiquilla endemoniada, no veía ninguna luz a la que seguir, nunca tuvo una cuerda a la que aferrarse, y así pasaron los años mientras ella no hacía más que escribir sus miserias en las insensibles paredes de aquel pozo en el que se hallaba, escribiendo a su vez en su muro particular, con la mano del diablo, con el cuchillo más afilado que encontraba, trazaba su nocivo desahogo, ese no faltaba nunca, en las paredes quedaba mucho hueco donde escribir, pero en el muro particular ya no había ni un solo espacio sin lastimar...
Al pasar los años, esa niña fue creciendo, aunque no por ello superó sus calamidades, entre enloquecimiento y enloquecimiento, en lo que las heridas sanaban, tuvo tiempo para mirar su maltratada piel, había cicatrices que no recordaba, había olvidado el momento en el que sus demonios le obligaron a lesionarse de ese modo, así que supongo que ella tiene la respuesta a la pregunta con la que he comenzado, claro que se pueden olvidar los recuerdos.
Pero hay cosas que siguen sin poder olvidarse, circunstancias, momentos de desvarío...el dolor, el dolor era imposible de borrar, estaba siempre a su lado, como una sombra silenciosa, como la más oscura pesadilla, marcando unas pautas para viv... no, marcando unas pautas para seguir muriendo.Y así fue su penosa existencia, una existencia que quedará para siempre marcada en su memoria, al igual que quedará escrita su pena en su brazo derecho, esa niña dejará de vivir atormentada cuando se convierta en una mujer feliz, ¿conseguirá olvidar su dolor, el dolor de los años que han pasado? No lo sé, no lo creo, preguntádselo a ella el día de mañana, puede que el sufrimiento le de una tregua, o se vaya para siempre, si no, sus demonios la llevarán a otro tipo de pozo, bajo tierra, uno del que ya no se puede huir...

1 comentario:

  1. Me encanta este escrito...
    Siempre me recuerda lo difícil que es olvidar caras, momentos, situaciones, lugares o personas, todo tipo de vivencias...

    Un texto muy profundo que invita a la reflexion.

    ♪βεα♪

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