miércoles, 6 de julio de 2011

Sueño roto


Hoy regresa un sentimiento ausente durante años, me dice que nunca podré librarme de recuerdos si se suceden en tiempo presente… Y sigo sin entender qué me está pasando. Por qué.

Hoy cada segundo trae lágrimas, parece golpearme. No escucho nada salvo algunos latidos, y es curioso… porque hoy parece que no tengo vida.
Me pesa el movimiento del reloj indicando que pasa un minuto, y otro… cada instante que se escapa como un suspiro, melancólico pasado que ilustra el presente con imágenes de lo que parecía otra vida… y es que aquello parecía un sueño, para mí lo era. Eso era mi sueño real.
Pero como todo buen sueño, acaba. Cuando me paré a mirar de verdad, la respuesta fue rápida. Todo cambió, se esfumó la magia creada y mantenida durante años. Desperté cerciorándome de mi realidad… y de esa forma llegó, posiblemente, el momento más duro. Sentí la visita de la resignación y así quise dejarlo atrás, olvidar.
Sí, olvidar... Pero creo que lo único que olvidé fue el significado del término “ingenuidad”. Es absurda la incongruencia que demuestran mis pensamientos cuando se trata de eliminar el rastro de este asunto. Ni siquiera he decidido eliminarlo… no podría permitirlo jamás…
sólo sé que por una causa, durante cinco meses he aparentado y he fingido. He disimulado, y he ocultado. Sólo yo supe que llevaba dentro un punto y final cada vez más cercano, cada vez más letal a medida que pasaba el tiempo. Ayer era un sentimiento que podría explotar en cualquier momento, hoy algo hizo que detonase, y mañana reconstruiré cada lágrima que provocó el daño de este final. Las guardaré para más adelante, si algo es seguro es que pronto volverán a hacerme falta.

En este momento, a cada paso que doy visualizo una imagen nueva. Me encuentro en cada esquina a fantasmas de carne y hueso y a menudo querría escapar de ellos. Pero siempre están cerca, y la distancia dolería…
Es así. Durante mucho tiempo tuve dos opciones, hoy sólo veo una. Hoy, mi nueva página es un final que encabeza un título más que claro. Un título en el que se intuye un sueño roto.

En un pasado no muy lejano pensé: “¿Cuánta melancolía aguanto antes de huir?”
Ahora quiero huir cuanto antes de esta melancolía, ya no la aguanto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario